Un instante etéreo al puro estilo de Oscar Wilde
Adentrarse
en un cementerio bajo el suave rumor de la lluvia siempre resulta embriagador,
el olor de las flores marchitas, el brillo resplandeciente de las lápidas
mojadas, el entorno cómplice y silencioso envuelve un cálido ambiente de múltiples
tonalidades grises que se difuminan con la gestación de pensamientos oníricos. Imagino
a Oscar Wilde apoyado en el arco de la entrada al cementerio con la mirada
perdida hacia la línea del horizonte del mar, la brisa agitando sus
pensamientos, abandonado a las más sublimes de las ensoñaciones muy lejos del mundo terrenal.
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La vista desde el cementerio es tan espléndida, se pueden divisar los
principales elementos y símbolos de la geografía areñense. A
poniente, la silueta de la Torre de los Encantados. La vista hacia levante la
acapara el puerto, donde destaca el antiguo edificio del Montcalvari. Un vistazo, desde este
balcón privilegiado nos permite identificar la iglesia de Santa María, los
diversos conventos de órdenes religiosas, el caserón neoclásico donado por el
hijo de la villa Josep Xifré y en el horizonte, arriba, la gran masa montañosa
del Montnegre sugerente y difusa entre las nubes.
Cementerio
de Arenys
Camino de la Piedad, s /
n.
Arenys de Mar
( 08350 Barcelona).
Fotografías: Andrés Mauri.
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