Omegarus and Syderia. Foto: Andrés Mauri |
Por un breve momento, sintió un escalofrío en su piel. Recostada en su desgastado sofá de terciopelo volvió a contemplar la habitación. Siempre le reconfortaba comprobar que el salón mantenía un aspecto de orden y pulcritud a la que estaba acostumbrada, como un lugar seguro donde se sentía protegida de las sombras imaginarias que atormentaban sus pensamientos. Lejos estaba de Grecia, mucho más lejos aún de su querido Lionel, huyendo por el mar Adriático en busca de un futuro mejor, sin sospechar que le correspondería tener el honor de ser el último hombre. Un sobreviviente con la pesada carga de no poder contárselo a nadie, sólo él sabrá el contenido total de la historia, hasta que el sol negro por fin lo devore. Los demás, todos los otros se han perdido por el camino, los más débiles dieron su vida a las falsas sectas en busca de una piadosa salvación y los más fuertes perdieron su vida luchando contra el hambre y las tempestades. Ya es tarde para volver atrás, sólo queda escribir los hechos trancurridos y recordar a sus seres queridos entre las líneas de su manuscrito.
Texto: Andrés Mauri. www.darkphotomagazine.blogspot.com