lunes, 7 de julio de 2014

Marketing Tóxico


Que gran día el de ayer, con mi habitual astucia felicité a mi compañero por su merecido ascenso,  por fin había conseguido su tan ansiado puesto en la empresa, ya nadie le llamará Javier, desde ahora será el “Jefe”.  Sus zapatos flotan sobre el suelo sintético de falsa madera plastificada, atrás quedan sus elaboradas conspiraciones, sus hábiles comentarios lapidatorios y su falsa dignidad por el bien de la empresa. Por fin pertenece al selecto grupo de profesionales útiles e imprescindibles, es un hombre de verdad con poder de decisión. Ya tiene derecho a gritar y a menospreciar a sus peleles inútiles a su cargo. En el fondo siente lástima por ellos, le dan pena, tan enanos, tan ignorantes, tan miserables…
Y yo... desde mi madriguera, esbozo una sonrisa de rata venenosa observando como se mueven las cucarachas.
 
Foto y Texto: Andrés Mauri.
Modelo: Jaume Serra Viaplana.

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